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Trastorno
por déficit de atención con
hiperactividad en el adulto.
Tito
Antonio Rosan
_________________________________________
Introducción.
Hasta hace pocos años, se consideraba que el
síndrome caracterizado por una notoria deficiencia de la atención,
en general, acompañada de una mayor o menor impulsividad y, muchas
veces, de un incontrolable exceso de movimiento o hiperactividad,
denominado Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad
(TDAH), era exclusivo de los niños y adolescentes. La observación
permitió reunir evidencia clínica que muestra incontrastablemente
adultos que sufren este trastorno y, por ende, que es factible
este diagnostico en dicha población. Sin dudas, su presentación
difiere de las etapas tempranas de la vida y, a menudo, no es una tarea fácil descubrirlo y definirlo
como tal. El TDAH suele superponerse a otros trastornos que provocan
sus propias manifestaciones, por lo que, a veces, el especialista se
resiste en reconocerlo. Sin embargo, como afirmaban los grandes clínicos
de épocas pasadas, “la clínica es soberana”: el TDAH
es
una realidad inobjetable como diagnostico en el adulto.
Causas.
En la actualidad, no caben dudas sobre la
raigambre neurobiológica del TDAH. En 1992, la Organización Mundial
de la Salud sostenía en su Clasificación Internacional de
Enfermedades (CIE10), que “ciertas anomalías constitucionales
juegan un papel clave en este trastorno”. Estudios genéticos
recientes han señalado posibles alteraciones en la conformación de
algunos receptores de membrana (D2/A1 y D4), del transportador de la
dopamina (proteína “carrier”) y, al menos, de una proteína de la
membrana presinaptica, identificada como SNAP-25. Sobre la base de
esta información, diversos investigadores afirman que el TDAH puede
ser un trastorno poligenico, es decir, ocasionado por la
interacción de varios genes.
Por su parte, las determinaciones neuroqimicas
están aportando considerable evidencia sobre alteraciones metabólicas
que afectan la síntesis de ciertos neurotransmisores, principalmente
noradrenalina y dopamina. Nuevas investigaciones indican que la
manifestación de este trastorno podría obedecer a una aparente
disfunción de la neurotransmisión glutamatergica que, de modo
particular, podría involucrar la vía corticoestratal. Asimismo, los
estudios cerebrales funcionales por imágenes, como SPECT, muestran
con bastante frecuencia una disminución del consumo de glucosa en la
corteza frontal, lo cual indicaría una hipoactividad o
hipofrontalidad.
Cuadro clínico.
El TDAH en el adulto constituye una etapa
evolutiva cronobiografica del síndrome, esto es, su manifestación
clínica con características propias y diferenciadas de los períodos
etarios anteriores. Como tal, perdura toda la vida, lo que le otorga
al adulto que lo padece algo así como un sello de cuadro clínico
“de estado”. En estos términos , el TDAH es una condición que
afecta toda la vida del individuo: desde los signos y síntomas de
la temprana infancia, que continúan en la niñez avanzada y en la
adolescencia, hasta toda la vida adulta. Dicho de otro modo, es un
síndrome que se expresa clínicamente entre los dos extremos de la
vida con diversidad sintomática en función de los sucesivos períodos
vitales de la persona. Esta enfermedad en el adulto se confirma,
según dos posibles circunstancias:
a) Por evolución silvestre, debido a que numerosos niños y
adolescentes no llegan a ser oportunamente diagnosticados y tratados,
casi siempre porque los profesionales que los atendieron tenían un
inadecuado conocimiento del síndrome, y, en no pocos casos, porque
los padres ignoraban la enfermedad del hijo;
b) Por natural resistencia de la enfermedad o por tratamientos ineficientes en niños y adolescentes
oportunamente detectados. Este grupo está conformado por
aproximadamente un 60% de aquellos que fueron bien diagnosticados y
sometidos a diversos tratamientos. Esta cifra señala que los que
alcanzan una remisión total o casi total de las manifestaciones clínicas
iniciales del TDAH (por lo general, a fines de la adolescencia) son
cuatro de cada diez individuos de esa población.
Los síntomas del
trastorno, aunque heterogéneos, característicos de las etapas
infantil y juvenil, se modifican y configuran un cuadro clínico con
rasgos y matices de fisonomía no siempre fáciles de reconocer en el
adulto. Esto es mas mas evidente en la tríada de los síntomas
cardinales.
Así, la deficiencia de atención persiste y se convierte en el principal
obstáculo del adulto con TDAH y el que mas perjudica –desde
la subjetividad del individuo –su calidad de vida. Este síntoma
lleva a cometer errores y desaciertos, a veces burdos, al ejecutar
tareas; genera una significativa tendencia al desorden y una notoria
dificultad para organizar el tiempo y las actividades; una marcada
insolvencia para planificar metas alcanzables y una habilidad escasa o
nula para determinar prioridades en las actividades habituales;
olvidos de obligaciones de mayor o menor importancia y frecuentes
perdidas de objetos; impide, a veces de manera grave, leer y ejecutar
tareas que requieren atención sostenida.
Por
su parte, la impulsividad en el adulto con TDAH se atenúa, de
manera significativa, con respecto a los años anteriores; por
este motivo, suele pasar discretamente inadvertida o notarse en
acciones que no generas reacciones de prevención en los demás o en
intrusiones verbales que, cuanto mas, provocan cierto fastidio en los
circunstanciales oyentes. No obstante, la persistencia de este
incierto síntoma puede ser causa de irrupciones disforicas que, casi
siempre, provocan desconcierto en quienes lo rodean; actitudes
bruscas, a veces, acompañadas de desbordes emocionales ( lamentos,
sollozos llantos) y acciones estrepitosas (p Ej., dar un portazo) ante
contrariedades menores; intolerancia ante situaciones que exigen poner
a prueba la paciencia ( como cruzar súbitamente la calle si la espera
para hacerlo se prolonga); efectuar maniobras repentinas o inesperadas
al conducir un vehículo y romper de un golpe un artefacto que no
funciona cuando su intento de reparación no prospera.
Con
respecto al llamativo síntoma motor de las primeras etapas de la
vida, la hiperactividad adquiere un bajo perfilen el conjunto de
las manifestaciones clínicas del TDAH en el adulto. No es
habitual que un adulto con este síndrome capte la atención de los
demás por un aparatoso exceso de movimientos. La persistencia de este
síntoma suele hacerse evidente al mover las piernas, de un modo rápido
y sostenido, usando como punto de apoyo las falanges y el metatarso de
los pies, al estar sentado; cambiar de posición, con visible
frecuencia, en el asiento, cruzando reiteradamente las piernas; mover
los dedos de las manos golpeteando sobre una superficie ( mesa,
escritorio, etc.); caminar incesantemente de un lado a otro ante una
espera de algunos minutos ( un turno en una oficina o la llegada de
otra persona); y tocarse repetidamente con las manos diversas partes
del cuerpo, de manera aleatoria, como si sintiera pequeñas molestias
diseminadas. Es interesante advertir que estos movimientos carecen de
finalidad practica alguna; en realidad, son expresiones de la hiperactividad que actúa como sustrato de estos.
La
torpeza motora, fácil de reconocer, la procrastinación ( postergación
frecuente de acciones o decisiones ), los visibles inconvenientes en
la interacción con los demás, la tendencia a la retracción social,
los persistente apremios en la vinculación particular con el sexo
opuesto, la exhibición no infrecuente de conductas inadecuadas, son síntomas
de segundo orden, pero no por ello son menos perjudiciales para el
adecuado ajuste social del individuo con TDAH. La falta de confianza
en si mismo, arraigada en una baja autoestima que, casi siempre,
proviene de la niñez o adolescencia, es el telón de fondo que
contribuye al bajo rendimiento general, que se pone de manifiesto con
variable asiduidad en sucesivos fracasos. La escasa autoestima de
estas personas, junto a la latente impulsividad que subyace, puede
precipitar ocasionales acciones riesgosas que, a menudo, pueden
poner en peligro la vida.
En el cuadro 58-1 se
resumen los signos y síntomas del TDAH en el adulto.
Cuadro
58-1.
Signos y síntomas del TDAH en
el adulto
Déficit de atención |
Hiperactividad |
.
cierta
dificultad para leer y ejecutar tareas que requieren atención
sostenida
.
|
.
Mover
las piernas de un modo rápido y sostenido, al estar sentado.
|
.
repetidos
errores y desaciertos en las actividades habituales.
|
.
cambiar
de posición, con visible frecuencia, en el asiento.
|
.
tendencia
al desorden.
|
.
mover
los dedos de las manos golpeteando sobre una superficie.
|
. limitaciones para organizar el tiempo o las actividades.
|
.
caminar
incesantemente de un lado a otro en situaciones de espera.
|
.
incapacidad
de planificar metas alcanzables.
|
.
tocarse
repetidamente distintas partes del cuerpo, de manera aleatoria,
como si sintiera pequeñas molestias diseminadas.
|
.
escasa
o nula habilidad para determinar prioridades en las actividades
habituales.
|
Otros signos |
.
olvidos
de obligaciones, de mayor o menor importancia.
|
.
torpeza
motora
|
.
frecuentes
perdidas de objetos diversos.
|
.
procrastinación
( postergación frecuente de acciones o decisiones)
|
Impulsividad
|
.
habituales
inconvenientes en la interacción con los demás.
|
. acciones inesperadas que no suelen generar reacciones de
prevención en los demás.
|
.
tendencia
a la retracción social.
|
.
intrusiones
verbales que ocasionan cierto fastidio en circunstanciales
oyentes.
|
.
persistentes
apremios para establecer vínculos con personas del sexo
opuesto.
|
.
irrupciones
disforicas
|
.
exhibición
no infrecuente de conductas inadecuadas a las circunstancias.
|
.
actitudes
bruscas o intempestivas con desbordes emocionales o sin ellos.
|
.
Falta
de confianza en si mismo, arraigada en una baja autoestima.
|
.
acciones
estrepitosas ante contrariedades menores.
|
.
Bajo
rendimiento general, en casi todas las actividades, que suele
ponerse de manifiesto en sucesivos fracasos.
|
.
frecuente
intolerancia en situaciones que exigen poner a prueba la
paciencia.
|
|
.
maniobras
repentinas o inesperadas al conducir un vehículo.
|
|
.
acciones
riesgosas innecesarias
|
|
Diagnostico del TDAH en el adulto
Durante la entrevista
psiquiátrica, es posible detectar este síndrome en un adulto que
acude quizá, por motivos que no permiten sospechar la enfermedad. La
observación y una minuciosa anamnesis proporcionaran la siguiente
información:
1)
Diagnostico previo de TDAH,
en la niñez o adolescencia, confirmado por un especialista idóneo;
2)
Recolección de datos que permitan elaborar la descripción clínica de
este síndrome en las etapas iniciales de la vida,
si no hay un diagnostico previo; en estos casos algunos antecedentes
que resultan útiles para confirmar un probable TDAH previo son:
a) bebé “movedizo” durante la gestación;
b) notorias dificultades para dormir (insomnio) o llanto exagerado y a
cualquier hora ( llanto profuso) en la temprana infancia;
c) demora en el control de esfínteres que, en algunos casos, configura el
cuadro de enuresis
(muy
rara vez, encopresis);
d) alguna “ especial atención” por parte de la madre, sin poder
precisar las causas, ( p. Ej., manifiesta torpeza en sus movimientos);
e) dificultad para adaptarse al jardín de infantes o preescolar;
f) niño “en constante movimiento” o
“inquieto” de difícil contención para sus padres y maestros;
g) ayuda de una psicopedagoga o maestra auxiliar durante la escuela
primaria;
h) terapia con una psicóloga en la niñez, habitualmente sin saber
explicar el motivo;
i) un electroencefalograma en la niñez, con
resultado normal o informado como “levemente desorganizado”, y
desconocer que motivó el estudio;
j) repetir un grado o promocionar al siguiente
por la actitud indulgente de la maestra, o haber cambiado de escuela
una vez o mas;
k) directivos y docentes que lo caracterizaron como “vago” o
“revoltoso” y haber formado parte del grupo de indisciplinados,
admitir problemas de conducta en esa etapa;
l) no haber entablado amistad con los compañeros
de estudio o tener muy pocos amigos ( uno o dos) entre ellos;
m) un accidente o mas (fracturas, cortes, quemaduras, etc.) en la infancia
o adolescencia;
n) pubertad algo tardía (“desarrollo” en los varones y menarca en las
niñas);
ñ) estudios secundarios con ciertas irregularidades: actitud
pasiva en la clase, repetir el año (puede ser solo una vez), reprobar asignaturas de manera
reiterada o durante todo el ciclo y rendir varios exámenes para
aprobarlas;
o) escasa participación en actividades juveniles juveniles con sus compañeros
o amigos ( reuniones, fiestas, viajes, etc.): esto es, cierta retracción
social;
p) evidentes dificultades en la relación con el sexo opuesto; suelen
declarar haber tenido ocasionalmente una “amiga” o “amigo” y,
en la mayoría de los casos, no haber podido llevar adelante ningún
noviazgo;
q) referencias de sobreprotección materna ( de modo particular los
varones), pese a que esto le provocaba fastidio;
r) relación inadecuada con los hermanos e
inclusive, haber tenido grandes problemas en el trato con ellos;
s) al concluir los estudios secundarios, muchas vacilaciones para elegir
la carrera universitaria o terciaria, por falta de una definida vocación
o por no haber encontrado alguna que colmara sus recónditas
aspiraciones;
t) iniciar y abandonar mas de una carrera
universitaria; no concluir los estudios superiores, por haberse
equivocado de carrera, por desinterés en las asignaturas o desgano
para estudiarlas, fracasos en los exámenes etc.;
u) un titulo universitario o terciario obtenido después de una larga y
fatigosa carrera, con variados “incidentes”, como frecuente
postergación de los exámenes o diversos exámenes reprobados,
repetición de algún año de estudio, cambio de universidad o
institución ( puede ser mas de una vez, y otros.
3)
confirmar diferentes signos, síntomas y circunstancias en la vida
de la persona, sobre la base de los descritos previamente, en el cuadro clínico del síndrome en el adulto.
A fin de diagnosticar un TDAH, es de
fundamental importancia que los síntomas actuales se manifiesten en
diferentes ámbitos ( familiar, laboral, académico, social, etc.) y,
además, se debe tener en cuenta que estos pueden estar atenuados o
modificados en situaciones estructuradas, como lo es, sin duda, la
entrevista medica. En este punto, es conveniente recordar que, aunque
se dispone de instrumentos estandarizados que ayudan en la tarea, le
entrevista clínica con el paciente sigue siendo el modo mas fiable y
certero para arribar al diagnostico.
Los estudios que pueden complementar los datos
clínicos (estudios complementarios) son:
Electroencefalograma o mapeo cerebral. En el adulto, este estudio bioeléctrico de
la actividad cerebral habitualmente no proporciona datos
significativos para el diagnostico y, casi siempre, es informado como
“dentro de los limites normales” y, en ocasiones, como “trazado
ligera desorganización difusa” o, en el caso del mapeo, como
“signos de disfunción de la actividad bioeléctrica cortical,
particularmente en derivaciones anteriores del cerebro”.
Estudios neuroquimicos. Aunque no hay expresiones de la química cerebral que puedan
considerarse típicas del TDAH, la experiencia acumulada fue mostrando
la consistencia de algunas alteraciones. Así, es frecuente detectar
una disminución de algunos neurotransmisores o de sus metabolitos en
orina. Esto sucede, sobre todo con la noradrenalina y la dopamina, lo
cual pondría en evidencia una disminución, a veces acentuada, de la
actividad catecolaminérgica. El hallazgo sostenido de bajos niveles
de 3-metoxi-4-hidroxifeniletiglicol refuerza esta presunción. Se debe
señalar que, casi inevitablemente, los valores de fenilalanina en
orina son bajos. Hasta el momento, no se han hallado alteraciones
significativamente persistentes en las determinaciones de serotonina
(5HT).
SPECT: Este estudio funcional por imágenes ha
revelado con cierta frecuencia una disminución de la actividad en el
lóbulo frontal o hipofrontalidad en pacientes con diagnostico
de TDAH. Por lo tanto, este hallazgo puede reforzar, como un dato
accesorio, la factibilidad de llegar a este diagnostico.
Evaluación psicológica.
Cuando se sospecha un TDAH, el adulto puede ser sometido a diversos
tipos de evaluaciones psicológicas que ofrecerán un perfil mas
acabado de sus condiciones psicometricas, cognitivas, conductuales y
emocionales. Por lo general la inteligencia de estas personas es
“normal” o “superior a la normal”. Según un extendido
criterio clínico, un cociente intelectual “inferior a lo
normal” representaría un factor de exclusión para el diagnostico
de TDAH. Es posible evaluar las funciones cognitivas con distintos cuestionarios o pruebas neuropsicologicas; y la calificación
conductual, con las escalas ( de autoevaluacion y de evaluación
dirigida) de R. A. Barkley. La autoestima, el modo de manejar las
emociones y la capacidad de ajuste social se pueden evaluar con técnicas
proyectivas, en particular, el test de Rorschach, que se traducen
en un psicodiagnostico. Es frecuente detectar sentimientos de
inutilidad, un pobre nivel de ajuste al medio social y elevado grado
de ansiedad.
Tratamiento
El tratamiento del TDAH en el adulto difiere
del que se aplica en los niños y adolescentes. Como dato ilustrativo,
el efecto paradójico de los estimulantes centrales (
psicoestimulantes ), que se observa a menudo en los niños, y es
aprovechado con mas resultado sobre la hiperactividad, difícilmente
se advierte con tanta contundencia en los adultos. En el cuadro 58-2
se detallan los fármacos que se administran con mas frecuencia a los
adultos con TDAH. A estos agentes puede agregarse la prescripción de aminoácidos
y vitaminas que intervienen en los procesos de síntesis de
neurotransmisores, como noradrenalina y dopamina. En el cuadro 58-3,
se enumeran sustancias que suelen ser identificadas como “precursores
de las aminas cerebrales”.
CUADRO 58-2
Fármacos administrados a adultos con TDAH
Antidepresivos |
|
Triciclidos
|
|
.
Imipramina
|
75-150 mg/día
|
. Desipramina
|
90-180 mg/día
|
.
Nortriptilina
|
40-120 mg/día
|
Otros
|
|
. Bupropión
|
150-300 mg/día
|
. Venlafaxina
|
75-225 mg/día
|
. Reboxetina
|
4-8 mg/día
|
IMAO
|
|
. Tranilcipromina
|
30-45 mg/día
|
.
Atomoxetina
|
40-80 mg/día
|
Psicoestimulantes
|
|
. Metilfenidato
|
20-60 mg/día
|
. Dextroanfetamina
|
5-30 mg/día
|
. Pemolina (base)
|
37,5-75 mg/día
|
. Modafinilo
|
100-200 mg/día
|
CUADRO 58-3
Precursores de las aminas cerebrales
D-Fenilalanina
|
150-300 mg/día
|
GABA
|
300-600 mg/día
|
Ácido Fólico
|
30-150 mg/día
|
Nicotinamida
|
300-600 mg/día
|
Ácido ascórbico
|
1200-1500 mg/día
|
Piridoxina
|
225-300 mg/día
|
Tiamina
|
225-300 mg/día
|
El tratamiento psicofarmacológico del TDAH,
imprescindible para lograr respuestas eficaces o alentadoras, no es
suficiente como abordaje terapéutico único, en los adultos. La mayoría
de estos pacientes ya ha sufrido fracasos, frustraciones, situaciones
de vulnerabilidad y todo tipo de experiencias sin alcanzar objetivos.
Por lo tanto, es necesario contar con el apoyo de una adecuada
psicoterapia en manos de una profesional idóneo. La psicoterapia
cognitivo-conductuales una técnica conveniente, ya que se pueden
lograr resultados a mediano plazo, lo que es de primordial importancia
para estos pacientes, dada la gran carga de ansiedad con que que
suelen involucrarse en la terapia psicológica.
Enfermedades
asociadas
Es necesario saber que el TDAH se superpone
con otros trastornos, a fin de arribar a un correcto diagnostico y
reconocer que requiere un tratamiento complejo. En el cuadro 58-4, se
enumeran las enfermedades que en forma mas frecuente se asocian en comorbilidad al TDAH en el adulto.
CUADRO 58-4
Enfermedades mas comunes asociadas con el
TDAH en el adulto
Trastornos del
estado de animo
|
. Depresión recurrente
|
. Trastorno bipolar
|
.
Distimia
|
Trastornos de ansiedad |
. Trastorno de angustia ( con agorafobia o sin ella)
|
. Trastorno de ansiedad social (fobia social)
|
. Trastorno de ansiedad generalizada
|
Trastorno
obsesivo-compulsivo |
Trastornos por abuso de
sustancias |
. Alcoholismo
|
. Sustancias adictivas (cocaína y otras)
|
. Abuso de Fármacos
|
Trastornos del sueño |
. Dificultad para conciliar el sueño
|
. Dificultad para despertarse
|
. Dificultad para mantener el estado de alerta
|
Trastornos por tics (
Gilles de la Tourette) |
. Tics motores simples y complejos
|
. Tics fónicos simples y complejos
|
Como puede inferirse,
cuando algún trastorno se superpone con el TDAH determina un cuadro
clínico particularmente complejo, que representa un desafío
diagnostico para el medico y suele generar complicaciones en la
estrategia terapéutica.
En conclusión, dadas su significativa
prevalencia ( de 2 a 7%) y las notorias consecuencias de carácter práctico
y emocional en la calidad de vida de las personas afectadas, el TDAH
es una condición mórbida en el adulto, que el especialista debería
considerar siempre en el momento del diagnostico, pues constituye un
sufrimiento, muchas veces silencioso, pero de carácter permanente,
para quienes lo padecen.
Bibliografía
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Valencia: Editorial Promilibro: 1998.
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Impulsividad en pacientes adultos
(ADHD).
Alcmeon 2001; XII(10)2:38.
- Wasserstein J, Wolf LE, LeFever FF. Adult attention deficit
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2001;931.
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